Fotos del antes y después por Logroño en Bici.

Parece que hubiera pasado un siglo, pero se cumple justo un año de las primeras actuaciones para la habilitación del primer eje ciclista Este – Oeste de Logroño, comunicando desde El Espolón hasta el barrio de Los Lirios y la Universidad de La Rioja, en urbanismo táctico y como parte de la estrategia Calles Abiertas en respuesta a la emergencia climática y sanitaria.
Se trata de la primera infraestructura en configuración unidireccional moderna y acercándose a los estándares europeos con la que contamos en nuestra ciudad. Una Red Básica de Vías Ciclistas para Logroño, aún por desarrollar, lleva aprobada por la unanimidad de todos los grupos políticos desde el año 2013 en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible de Logroño (PMUS 2013-2025) pero los incumplimientos sistemáticos de los gobiernos anteriores hacen que no haya sido hasta las circunstancias excepcionales de la pandemia que pueda decirse que nuestra ciudad de Logroño haya empezado realmente a apostar por la transición modal favoreciendo y priorizando medios más sostenibles de transporte frente al abuso del automóvil privado, factor esencial en el cambio climático de origen humano, y la dominación omnipresente del espacio urbano por la circulación y estacionamiento de vehículos a motor privados en el espacio público.

Al igual que se hizo urgentemente por las principales capitales y ciudades del mundo, infraestructura ciclista de emergencia para redoblar esfuerzos contra el calentamiento global de origen humano e intentar salvar la desconfianza en el transporte público, desconfianza que más tarde se demostraría totalmente desproporcionada. Logroño decidió por una vez afrontar su atraso histórico en el que las negligencias técnicas y los incumplimientos políticos la habían sumido respecto a capitales vecinas y apostar por pisar el acelerador en la transición modal junto a un puñado de ciudades españolas, tal y como se estaba efectuando con espectaculares avances mediante planes de emergencia en todos los países de nuestro entorno cercano. Aunque fuera a través de intervenciones ligeras, rápidas y de bajo coste en urbanismo táctico, la ciudad decidió poner en marcha las primeras actuaciones de priorización del transporte público con el carril bus de Vara de Rey y un eje ciclista que diese accesibilidad a barrios más alejados como Los Lirios y conectara la Universidad de la Rioja con el centro por un itinerario preferente.

La introducción de la primera rotonda “holandesa” con vías ciclistas protegidas y la conversión de los nefastos ciclocarriles en calzada del fallido modelo madrileño en vías unidireccionales segregadas allí donde fuera posible marcaron la configuración de la primera infraestructura ciclista merecedora de tal nombre para una incipiente red de promoción de la recuperación de la bicicleta como medio de transporte útil y eficaz en Logroño. Allí donde la necesidad de equilibrar el espacio con otros usos existentes era mayor, se decidió optar por un modelo de ciclocalle de prioridad ciclista con un carril unidireccional protegido a contraflujo para el doble sentido ciclista en dirección desde el centro hacia la Universidad y centros educativos en la zona, conservando aparcamiento y aumentando el espacio de carga y descarga para espacios comerciales como el Mercado del Corregidor. El carril compartido de la ciclocalle pacificada tiene el valor pedagógico de empoderar en calzada a las personas usuarias más inexpertas, para saber posicionarse por seguridad en el centro de la calzada y adquirir habilidades para circular allí donde hay infraestructura protegida, y también donde aún no la hay.
Todo ello principalmente atravesando Duquesa de la Victoria, una de las calles de Logroño con un desequilibrio más brutal entre el espacio destinado a la circulación y el aparcamiento de vehículos a motor privados con el resto de usos de la calle, constituyendo una de las vías de mayor siniestralidad, ruido, violencia vial, indisciplina viaria y atropellos de la ciudad.

Del mismo modo que contra las primeras peatonalizaciones, la reacción furibunda del Logroño más ultra y reaccionario no tardaría en llegar y hacerse notar. Por contraste, la vecina Vitoria-Gasteiz había introducido hace ya más de una década 47 calles de golpe como el primer Eje Ciclista de Logroño (en base a su Plan Director de Movilidad Ciclista y Espacio Público 2010-2015) a través del programa “Más espacio para las personas” y poco más tarde, con el “popular” Javier Maroto de alcalde, otras 74 calles más como las primeras (para quienes digan que las mejoras en el espacio público y la movilidad son una cuestión de izquierdas o de derechas), con todos los partidos arrimando el hombro y empujando a una, unidos en un Pacto Ciudadano y Político por la Movilidad Sostenible y el Espacio Público. La reacción de las derechas logroñesas más cavernarias no ha podido ser más diferente, instigando burdas campañas de odio y sinrazón contra la reforma de las calles que perduran a día de hoy. Pero eso lo contaremos otro día.
Hoy os dejamos que comparéis por vosotras mismas, con una serie de imágenes de un día cualquiera que hasta hace poco aún podían encontrarse en Google Maps con el “antes” y el “después” de unas pocas calles de una ciudad sumida aún hasta hace bien poco en el atraso automovilístico desarrollista de la dictadura, la ciudad solo para el coche y la doble fila, como si aún estuviéramos a mitad del siglo XX. En contraste, las primeras actuaciones para responder a las necesidades de un convulso siglo XXI que exigen respuestas que no pueden esperar más ante la emergencias climática, económica y social que anticipan las crisis que se avecinan.











