es uno de los titulares que nos ha dejado la triste comparecencia de Cesar Díaz, sobre las Zonas de Bajas Emisiones.
El concejal de movilidad del Ayuntamiento de Santander, justifica de forma injustificable, la no implantación en Santander de las ZBE el 1 de enero de 2023, cuando otras ciudades ya han hecho un importante trabajo en este sentido.

Las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), o también denominadas ya por muchos municipios que las disfrutan como “Zonas de Bienestar” son de obligada implantación en núcleos de más de 50.000 habitantes desde que se aprobará en mayo de 2021 la Ley de Cambio Climático, en Cantabria Santander y Torrelavega. El citado concejal ofreció disculpas diversas para justificar el incumplimiento en Santander respecto a este mandato, pero quizás lo más preocupante de todo sea su lectura como “problema” respecto a una herramienta que posibilita la reducción de la contaminación de la ciudad, tanto acústica como del aire, la ganancia de espacio público peatonal, etc. todas ellas cuestiones básicas para mejorar la calidad de la ciudad y sobre todo y fundamental, la salud de sus ciudadanos. El actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Santander parece estar tan a gusto con la ciudad colapsada de coches que termina viendo como un problema su reducción, o acaso sus responsables no creen en los beneficios de una ciudad menos contaminada, de una ciudad con mayor espacio público libre de coches y más árboles, de una ciudad menos ruidosa, de una ciudad con mayor calidad y bienestar y salud para las personas. De una ciudad que proteja los entornos escolares como establece la implantación de las ZBE, a los niños y niñas que son los más vulnerables y actualmente los más abandonados.
Dice César Díaz, concejal de Movilidad “Sostenible” en el Ayuntamiento de Santander, que “no se quiere precipitar a la hora de crear las Zonas de Bajas Emisiones” en la ciudad. Y sin embargo desde Cantabria ConBici, creemos que sí se va a precipitar hacia un resultado tan lamentable como la implementación de la Ciudad 30, cuando tardaron meses en actualizar la señalización y poco o nada más se hizo, puesto que no se está controlando de ninguna forma que se cumpla.
La respuesta del Ayuntamiento de Santander, de momento, es “mejor no hacer nada”. Considerar como “un problema” lo que es una magnífica oportunidad para transformar la ciudad para las personas y no como un mero aparcamiento de vehículos. Nos venden una #SmartCity y nos hablan de sensores para conocer la contaminación y el ruido, pero no han tenido tiempo en un año de actuar en serio.
Cualquier ciudadano sabe donde hay más contaminación y ruido en la ciudad, que se lo pregunten a los vecinos de Castilla-Hermida con 80.000 coches diarios.
Desde hace años está claro hacia dónde tienen que evolucionar nuestras ciudades. Desde hace muchos meses existen recomendaciones por parte del Ministerio de Transición Ecológica para la implementación de las ZBE y un mandato legal. Desde hace meses se conoce la fecha de su implementación. Las declaraciones del Ayuntamiento de Santander, amparándose en la Federación de Municipios y Provincias (FEMP) no hacen más que poner en evidencia la huida hacia delante del actual equipo de desgobierno que padecemos en la ciudad de Santander en materia de movilidad y su falta de ideas y gestión de las pocas que ponen en marcha, véase los trasteros/bici que tantos recursos económicos supusieron para las arcas públicas de la ciudad y que debido a su nula gestión, no sirven más que para acumular bicicletas que duermen el sueño de los justos por tiempo indefinido restando aún más espacio en la ciudad.
Seamos claros: Santander tiene un problema con el uso (y abuso) del coche en sus calles. Y la solución ya está inventada: limitar y desincentivar su uso. Así de sencillo. Pero eso implica decisiones valientes con el fin de mejorar la salud y el medio ambiente en nuestras calles. Decisiones valientes que parecen incompatibles con sacar rédito electoral por sus gobernantes. Falta de visión estratégica de la alcaldía para proponer un modelo de movilidad y de ciudad, falta de iniciativa para hablar con la ciudadanía y trasladar las ventajas que tiene una ciudad menos dependiente del uso del coche. La mejora de la movilidad en la ciudad debería ser un debate político prioritario, teniendo en cuenta que es un asunto de salud pública. Y por mucho que se cite a la FEMP para excusarse (porque eso son sus declaraciones: una excusa por no realizar una de las tareas de su concejalía) son todas las localidades que nos rodean, empezando por la cercana Torrelavega las que van implementando zonas de bajas emisiones, limitaciones de tráfico, peatonalizaciones…
De nuevo: todo está ya inventado. Y funciona.
No podemos alabar a Europa cada vez que el Ayuntamiento obtiene fondos europeos para «movilidad» (aunque sea presentando proyectos traídos por los pelos, como un aparcamiento no-disuasorio para fútbol y playa, o renovar por enésima vez los inútiles tótems del transporte público) pero luego indignarse cuando las directivas europeas que hay que cumplir nos vienen mal para el calendario electoral y no hemos hecho los deberes.
Como siempre, desde Cantabria ConBici queremos señalar problemas, pero también para aportar soluciones: una bici más es un coche menos, un coche menos es un árbol más y un banco más. Desde la asociación nos sumamos a las voces que piden al Ayuntamiento de Santander y a sus gobernantes, una implicación real en la mejora de la movilidad. Basta de excusas, pónganse a trabajar, al menos háganlo por la salud de las personas que vivimos en esta ciudad.
Personas de contacto: Cantabria ConBici
Sergio Peña: 646 605 374
Roberto Ortiz: 654 645 140