
La pandemia sanitaria del COVID-19 ha aumentado el uso de la bicicleta a nuestras calles. Así que desde ConBici pensamos que es el momento adecuado para hablar de las ventajas que reporta su uso generalizado.
Un mayor uso de la bicicleta supone reducir el tráfico motorizado de nuestras ciudades con la consiguiente mejora de la calidad del aire, la salud de la ciudadanía y la reducción de gases de efecto invernadero, aportando la bici su granito de arena en la lucha contra esa otra pandemia climática que nos azota irremediablemente desde hace varias decenas de años.
Todo ello supondría una reducción notable de costes económicos, sanitarios y sociales para las ciudades.
Habiendo muy poca información en el estado español sobre las ventajas del uso de la bicicleta, se ha recurrido a recopilar bibliografía de la Unión Europea, la Asociación de los Ciclistas Europeos, y de experiencias reales y contrastadas de ciudades y países punteros como el Informe Copenhague, Londres, Vancouver y Holanda, sobre los beneficios que ir en bicicleta supone para la salud, el medio ambiente y la economía.
No obstante, estos interesantes datos recopilados en este informe sobre los beneficios ambientales, sanitarios, económicos y sociales del uso de la bicicleta, no se han calculado en nuestro país, por lo que sería muy conveniente y necesario el encargo con presupuesto público a una consultora de un estudio “ad hoc” de movilidad sostenible y saludable, valorando los beneficios que supone ir en bicicleta en nuestras ciudades para la salud, el medio ambiente y la economía.
La consultora debería tener experiencia en los campos de urbanismo sostenible, ciudades amables, infraestructuras de movilidad urbana, salud comunitaria…
En las próximas tres semanas el Área de Salud y Medioambiente de ConBici va a publicar semanalmente artículos con contenidos de información resumida de ventajas del uso de la bicicleta en cada uno de los tres apartados: medio ambiente y cambio climático, salud y económica, con los correspondientes dibujos e infografías.

RECOPILACIÓN DE INFORMACIÓN SOBRE LA BICICLETA.
- Beneficios psicofísicosdel uso de la bicicleta.
- Beneficios medioambientales por disminución de la contaminación atmosférica y ruido ambiental, aumento del espacio público, ciudades más amigables…
- Costes externos, costes de oportunidad: infraestructuras, ahorro en sanidad.
Tras una breve introducción de cómo debería ser la movilidad del futuro, se recopila información de la Unión Europea (UE), Asociación de los Ciclistas Europeos (ECF), Informe Copenhague, y de lo que hacen países y ciudades como Holanda, Londres y Vancouver.
Esta revisión bibliográfica recoge datos muy interesantes de diferentes experiencias sobre los beneficios que ir en bicicleta supone para la salud, el medio ambiente y la economía. Reducir la contaminación atmosférica y el ruido ambiental creado por el tráfico motorizado supone una mejora evidente para la salud de la ciudadanía, el medio ambiente y el cambio climático, reduciendo asimismo altos costes económicos externos derivados.
INTRODUCCIÓN.
¿Cómo debería ser la movilidad sostenible y saludable del futuro?
El exceso de vehículos a combustión en las ciudades tiene como principales consecuencias: la congestión viaria y la ocupación del espacio público, la contaminación atmosférica, el ruido ambiental y los accidentes de tráfico. Todos ellos inciden directamente en la salud y calidad de vida de la ciudadanía, convirtiendo a las ciudades en entornos insalubres, peligrosos y desagradables para la vida cotidiana de la población.
Las ciudades también producen elevadas emisiones de gases de efecto invernadero contribuyendo al cambio climático. El exceso de desplazamientos con vehículos a motor de manera individualizada supone unos costes económicos, sanitarios y sociales externos para las ciudades que son asumidos en los presupuestos generales sin ser explícitamente conocidos por la población.
Hacer compatible una vida saludable en las ciudades con la lucha contra el cambio climático es uno de los mayores desafíos que vamos a tener que enfrentarnos en el futuro y en el que la ciudadanía y los gobiernos tienen un papel fundamental para conseguirlo.
El reto número 11 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, dirigido a conseguir ciudades y comunidades sostenibles, necesita tanto acciones institucionales como la implicación de la ciudadanía.
Existe una clara relación entre destrucción de hábitats, insalubridad del entorno, hipermovilidad mundial y cambio climático y enfermedades emergentes de rápida propagación.
Lo que realmente nos hace daño no son solo los eventos cotidianos sino los más improbables con efectos catastróficos, como es ahora el caso de la pandemia sanitaria por COVID-19. Así que tendremos que estar preparados ante situaciones en las que todo puede empeorar.
Una ciudad sostenible es, ante todo, una ciudad para la vida de las personas y los cuidados cotidianos, y no para los coches, porque ocupan un espacio que debería estar reservado a sus habitantes y a las áreas verdes.
Es interesante la idea de “la ciudad de 15 minutos” donde sus residentes se encuentran a 15 minutos de los trabajos y los comercios, algo que se está intentando llevar a cabo ahora en París.
Además de utilizar el transporte público y la bicicleta, podemos favorecer la compra de productos locales, la economía circular, comer menos carne (por su incidencia en la emisión de CO2) y consumir más verdura.
Por todo ello, es conveniente resaltar la importancia de llegar a un compromiso entre instituciones y ciudadanos, porque de lo contrario será muy difícil que se alcancen los objetivos de desarrollo sostenible.
Así que la clave para resolver el problema está en situar a los ciudadanos como agentes activos tanto en pautas de consumo como en aquellas acciones que pueden colaborar con las instituciones. La gente debe estar dispuesta a adaptarse y a contribuir al cambio, pero muchos de eso cambios no tienen que ver tanto con normativas y actitudes individuales, sino con una adecuación de los entornos que faciliten las conductas saludables generalizadas.
Aunque la inversión inicial puede parecer enorme, se trata de una operación rentable a medio y largo plazo en todos los sentidos.
Es mucho más barato asumir costes para hacer frente al cambio climático que esperar a que las cosas ocurran y entonces tener que invertir para reparar los daños producidos.
Vivir en una ciudad con buena calidad del aire y del entorno es positivo para el ciudadano y para el sistema público de salud, puesto que aumenta el bienestar y la productividad en el trabajo, y todo eso tiene una traducción económica directa, porque harán falta menos recursos económicos globales en época de crisis y estos podrán ser mejor distribuidos.
En resumen, al margen de una buena planificación global, hay que trabajar en todas las direcciones: de abajo hacia arriba, de arriba hacia abajo: desde lo local y general para el bien común del planeta y de sus habitantes.
En relación a la pandemia sanitaria de la COVID-19, señalar que, según estudios recientes de investigación en EEUU y Europa, la contaminación atmosférica, fundamentalmente por inhalación de partículas PM2.5 (inferiores a 2.5 micras), aumenta las infecciones y muertes por coronavirus.
Muchos científicos están de acuerdo en que la contaminación incrementa tanto el número como la intensidad de los contagios porque ya se sabe que el aire contaminado inflama los pulmones y provoca enfermedades respiratorias y coronarias que crean mayor vulnerabilidad ante la COVID-19.
INFORMACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA.
Alrededor del 70% de la población europea vive en zonas urbanas, y la ONU pronostica que esta cifra aumentará hasta el 80% para 2050.
Sus ciudades se caracterizan por la gran dependencia de los automóviles privados que contribuyen a la congestión del tráfico y a la contaminación que genera considerables problemas ambientales y de salud.
Una encuesta del Eurobarómetro ha indicado que alrededor del 60% de los ciudadanos de la UE consideran que la congestión es el problema más grave que afecta a la movilidad.
En la UE la movilidad urbana representa el 40% de todas las emisiones de CO2 del transporte por carretera y hasta el 70% de otros contaminantes del transporte.
El transporte por carretera es responsable de una parte importante de la contaminación del aire y del medio ambiente, del ruido en áreas urbanas, los cuales son dañinos para los ecosistemas y la biodiversidad.
Hasta el 96% de los ciudadanos de la UE que viven en zonas urbanas están expuestos a niveles de contaminantes en aire que la Organización Mundial de la Salud considera perjudiciales para la salud.
La movilidad urbana sostenible es uno de los principales desafíos a los que se enfrentan las ciudades de la UE y preocupa a muchos ciudadanos.
El transporte por carretera es una de las principales causas de la contaminación del aire y las emisiones de gases de efecto invernadero en las zonas urbanas,
Los costes de la congestión para la sociedad son alrededor de € 270 mil millones al año.
La Comisión Europea también ha calculado” a grosso modo” los costos de salud de la contaminación del aire, gran parte generada por el tráfico, en varios cientos de miles de millones de euros por año.
La investigación ha demostrado que los flujos de tráfico fluido tienen un impacto positivo en la economía urbana. Los estudios sugieren que una disminución del 10% en los tiempos de viaje puede aumentar la productividad al 2.9% y que, en regiones altamente congestionadas, el tráfico de flujo libre podría significar ganancias en productividad de hasta el 30%, estimado en € 110 mil millones por año. Esto es más del 1% del PIB de la UE.
¿QUÉ DICE LA ASOCIACIÓN DE LOS CICLISTAS EUROPEOS (ECF)?
Las ciudades son atractivas para la población al concentrar servicios. Pero el aumento de los automóviles en los últimos 50 años y la adaptación de la infraestructura a este modo de transporte dominante han transformado nuestras ciudades en áreas urbanas con baja calidad de vida: la contaminación del aire, la exposición al ruido, los accidentes automovilísticos y la congestión amenazan la vida en la ciudad. Y el crecimiento de los automóviles tiene enormes costos sociales, económicos y ambientales. Hemos sobrepasado el punto de inflexión en el que las consecuencias superan a las ventajas.
¿Cómo volver a ciudades habitables?
Según la ECF ir en bicicleta, caminar y los vehículos compartidos son parte de una solución rentable para transformar las ciudades en espacios urbanos más habitables.
Para aumentar el uso cotidiano de la bicicleta, habría que tomar, entre otras, las siguientes medidas: menos coches, menos camiones, dedicar más fondos públicos para infraestructura de ciclismo, límites de velocidad más bajos, uso compartido de bicicletas públicas, planificación efectiva de la intermodalidad, campañas de promoción para el ciclismo y la marcha…
La combinación de estrategias será clave para ofrecer una verdadera ciudad habitable que esté preparada para el incremento de población recuperando la salubridad de los entornos.
Invertir en ciclismo es una situación en la que todos ganan.
Carlos Perez Olozaga
El objetivo principal de la ECF es un ciclismo más seguro en Europa. Según el Eurobarómetro, el 7,4% de los ciudadanos europeos utilizaron la bicicleta como su principal medio de transporte en 2010.
Para 2020 queremos ver el nivel de ciclismo en el 15% de la división modal. Al mismo tiempo, el riesgo de un accidente grave o mortal debería disminuir en un 50%: existe una amplia evidencia que sugiere la teoría de que el ciclismo es más seguro cuantas más personas lo hacen (Seguridad en los números).
Más de 50 ciudades europeas apoyan oficialmente estos objetivos al haberse suscrito a la Carta de Bruselas, entre ellas ciudades capitales como Madrid, Atenas, Helsinki y Copenhague.
El logro de estos objetivos necesitará una multitud de acciones de todos los niveles de gobierno: europeo, nacional, regional y local. La clave es civilizar nuestras carreteras reduciendo la demanda de transporte motorizado individual y la gestión efectiva de la velocidad: 30 km/h debería ser el límite de velocidad estándar en áreas urbanizadas
Según la ECF la UE debe proporcionar más fondos para la infraestructura de ciclismo de lo que lo hace actualmente. La demanda de ECF es invertir el 10% de todos los fondos de infraestructura de transporte en ciclismo.
Mejorar la infraestructura es clave para hacer del ciclismo una actividad agradable y segura. Los Países Bajos, con la indiscutible mejor infraestructura ciclista en todo el mundo, tienen una cuota modal de ciclismo del 27%. Dado que el 50% de todos los viajes en automóvil son más cortos que 5 km, existe un gran potencial en toda Europa para lograr cuotas modales similares también.
¿QUÉ DICE EL INFORME COPENHAGUE?
Invertir en movilidad urbana cuesta alrededor de $2 millones por milla por lado, pero se amortiza en cinco años a través de ahorros en costos de salud, incremento de negocios adyacentes a la infraestructura para bicicletas y disminución de la pérdida de horas de trabajo debido a retrasos y enfermedades.
Gracias a su bajo costo, facilidad de uso, beneficios para la salud y no producir contaminación, la bicicleta simple es la herramienta más efectiva del siglo XXI para hacer que nuestras ciudades sean más habitables.
El moverse en bicicleta se toma en serio en Copenhague, tanto que los padres transportan a sus hijos pequeños en bicicletas de carga, y la mayoría de los niños montan sus propias bicicletas a la edad de siete años.
Viajar en bicicleta impregna todos los niveles socioeconómicos, con el 59% de todos los habitantes de la ciudad que trabajan en ella utilizan esta forma de transporte para llegar al trabajo.
Los planificadores urbanos diseñan la ciudad a escala humana con la infraestructura de bicicletas como parte integral del tejido urbano, tanto como el sistema de metro número uno de la ciudad.
El visitante puede apreciar el cuidado y la eficiencia con que la ciudad utiliza la bicicleta como un modo de tránsito viable con beneficios sociales, económicos y de salud de gran alcance.
¿QUÉ HACE HOLANDA?
El ciclismo evita alrededor de 6500 muertes cada año, y los holandeses tienen una esperanza de vida medio año más larga debido al ciclismo.
Los beneficios de pedalear para la salud suponen un ahorro económico superior al 3% del PIB holandés.
La sociedad se beneficia de cada km urbano recorrido en bicicleta. Un kilómetro en bicicleta representa un beneficio social de 0.68 euros, mientras que los autos y autobuses cuestan a la sociedad 0.37 y 0.29 euros por kilómetro recorrido, respectivamente.
¡Andar en bicicleta ahorra inversiones públicas!
El costo anual de desplazarse en bicicleta es de aproximadamente 300 euros, mientras que el costo anual de utilizar el auto es de aproximadamente 8500 euros. Hay una gran diferencia para la economía familiar. Hacerles depender del uso del coche les empobrece.
¡Quienes usan la bicicleta gastan más en otras partidas!
Quienes usan la bicicleta compran más de forma local, comparado con quienes usan el auto. Aunque quienes usan la bicicleta gastan menos en cada visita, gastan más en conjunto porque compran más seguido que las personas que manejan autos.
Como ejemplo notable a destacar, el desarrollo del plan urbano CON CERO AUTOMÓVILES que se está llevando a cabo para 12,000 residentes en UTRECHT.
El nuevo distrito de la ciudad de Utrecht dará prioridad a peatones y ciclistas.
Incluso para los estándares holandeses, la ciudad de Utrecht es increíblemente amigable para ciclistas y peatones, pero hay planes para hacerlo aún más.
Mientras que, en gran parte del resto de la ciudad, los automovilistas son tratados como invitados en “fietstraats”, o en calles para bicicletas, casi no habrá autos en el distrito de Merwede que pronto será reconstruido; tiendas, escuelas y otros servicios estarán a poca distancia a pie del centro de Utrecht.
El municipio de Utrecht ha elaborado un plan de desarrollo urbano para transformar radicalmente un polígono industrial junto al canal junto con diez propietarios. Sujeto a un acuerdo por parte de los lugareños, el sitio de 60 acres podría estar en funcionamiento como un denso suburbio ecológico sin automóviles para 2024.
El plan contempla un distrito de uso mixto de 17 bloques para 12,000 residentes, ninguno de los cuales necesitaría usar automóviles de propiedad privada para sus necesidades diarias.
Son experiencias reales de cambio donde gestores y políticos deben apoyarse si realmente quieren mejorar la calidad de vida en las ciudades.
¿Y QUÉ HACE LONDRES?
Tiene en marcha un “Plan de calles saludables”.
Existe amplia evidencia de que la inactividad es la causa de muchos de los principales problemas de salud de Londres y que caminar, andar en bicicleta y usar el transporte público para desplazarse son las formas más fáciles de mantenerse activo.
Hay que poner a las personas en el centro de nuestras decisiones y priorizar la caminata, el ciclismo y el transporte público sobre los vehículos privados.
La clave para comprender el enfoque de calles saludables es comprender que la mayoría de los viajes realizados por londinenses comienzan, terminan o suceden por completo en nuestras calles.
La falta de actividad física es ahora una de las mayores amenazas para nuestra salud, ya que aumenta el riesgo de desarrollar una variedad de enfermedades crónicas, como diabetes, demencia, depresión y las dos principales causas de muerte en Londres: enfermedades cardíacas y cáncer.

Necesitamos urgentemente volver a diseñar la actividad física en nuestra vida cotidiana. Los viajes activos, caminar más, andar en bicicleta más, usar más el transporte público, nos brindan la forma más fácil y económica para que todos podamos tener una vida más activa y saludable.
Además de estos beneficios para la salud, toda la evidencia muestra que un viaje más activo reducirá la congestión, la contaminación del aire y el ruido, las muertes por atropello y ayudará a combatir el aislamiento social por dejar espacio libre para las personas más vulnerables.
Los impactos del uso del automóvil
Los automóviles privados son un medio relativamente ineficiente para mover personas. Los automóviles ocupan el 19 por ciento del espacio de la calle en el centro de Londres, pero representan solo el 11 por ciento de los kilómetros recorridos. En comparación, los autobuses ocupan solo el 11% del espacio de la calle, pero representan el 57% de los kilómetros recorridos.
Necesitamos usar el espacio que los autos ocupan de manera más eficiente. A medida que Londres crezca hacia 10 millones de residentes para 2030, el imperativo de hacerlo será mayor, sobre todo debido al aumento de la congestión.
La dependencia del automóvil conlleva peligro en la carretera y contaminación del aire. Limita las oportunidades para caminar y andar en bicicleta.
¿Por qué calles saludables?
Reducir el uso del automóvil privado y aumentar el número de personas que caminan, andan en bicicleta y usan el transporte público tiene el potencial de transformar Londres y mejorar la vida de todos los que viven, trabajan y visitan la ciudad.
El enfoque de calles saludables hará de Londres una ciudad más saludable, más sostenible, más segura, más conectada y, en última instancia, más exitosa para todos los londinenses.
Una ciudad sana.
La inactividad física y los estilos de vida sedentarios están creando uno de los desafíos de salud pública más serios de nuestro tiempo.

La forma más fácil para la mayoría de los londinenses de mantenerse activos es caminando o en bicicleta como parte de su viaje diario. Dos períodos de 10 minutos de caminata rápida o en bicicleta al día es suficiente para obtener el nivel de actividad física recomendado para evitar los mayores riesgos de salud asociados con la inactividad.
LA PROPIEDAD DEL AUTOMÓVIL es el factor más importante que influye en la frecuencia con la que caminan y andan en bici los londinenses.
Tiene un impacto mayor que el género, los ingresos, el empleo, el origen étnico y discapacidad, en todas partes de la capital. La mayoría de los viajes en automóvil realizados por londinenses se pueden hacer caminando o en bicicleta.

También se ha demostrado que los cortos períodos de caminata y ciclismo asociados con los viajes activos son beneficiosos para la salud mental, mejoran la autoestima, la autoestima física, el estado de ánimo y la mentalidad, y reducen el estrés. Caminar puede reducir la ansiedad y los síntomas depresivos.
Y aquellos que caminan regularmente, incluso por períodos cortos, son significativamente más propensos a reportar una mejor salud mental que aquellos que caminan menos.
Cada vez se reconoce más el impacto del ruido del tráfico en la salud y el bienestar. La contaminación acústica influye en el sueño, el estrés, la ansiedad, la presión arterial y la salud mental. En niños puede afectar el rendimiento escolar, la memoria y la concentración. El ruido del tráfico afecta desproporcionadamente a las personas desfavorecidas en sus hogares y lugares de trabajo, además de hacer que caminar, andar en bicicleta y usar el transporte público sea menos agradable.
Una ciudad sostenible.
Mejorar la calidad del aire es vital para hacer que las calles de Londres sean más saludables. La contaminación del aire afecta la salud de todos en Londres y afecta injustamente a las personas más vulnerables de nuestra comunidad.
El transporte por carretera es responsable del 50 por ciento de los principales contaminantes del aire, por lo que tenemos un importante papel a desempeñar en la mejora de la calidad del aire. El alcalde está consultando sobre un ambicioso paquete de propuestas de calidad del aire, que incluye adelantar y expandir la zona de emisiones ultra bajas.
El programa Vecindarios de bajas emisiones ayudará a los distritos de Londres a mejorar la calidad del aire local y las Zonas de autobuses de bajas emisiones darán prioridad a los autobuses más ecológicos en las rutas más contaminadas.
La introducción de más árboles y vegetación crea espacios públicos más atractivos, aumenta la biodiversidad y ayuda a mitigar los impactos de la contaminación del aire. Las calles más verdes pueden cumplir con todos los Indicadores de Calles Saludables y pueden contribuir a la capacidad de recuperación de Londres a las consecuencias del cambio climático, tales como eventos climáticos extremos como inundaciones y olas de calor.
Una ciudad segura.
Las calles saludables, donde más personas caminan, andan en bicicleta y usan el transporte público, se sienten más seguras que las calles con menos personas, y los «ojos en la calle» pueden ser un factor clave para determinar si las personas consideran que las calles son adecuadas para caminar.
Una ciudad conectada.
Las calles de Londres deben ser acogedoras para garantizar que nuestras comunidades prosperen. Actualmente, el 65% de los londinenses discapacitados consideran que la condición de los pavimentos es una barrera para caminar, y el 43% informa que los obstáculos en las aceras, como la señalización innecesaria, los tableros publicitarios y otros obstáculos, son una barrera para caminar más. El aislamiento social y la falta de apoyo de la comunidad ejercen presión sobre los servicios de salud y atención.
En Londres, una cuarta parte de los hombres y un tercio de las mujeres mayores de 65 años no salen de su casa en un día determinado. El enfoque de calles saludables busca reducir las barreras para pasar el tiempo en las calles de Londres, ya sean físicas o sociales.
Cada vez más ciudades globales se están dando cuenta del valor de invertir en espacios públicos atractivos y de alta calidad.
Una ciudad exitosa.
Las calles conforman la mayor parte del espacio público de Londres y la naturaleza de estas calles determina en gran medida el carácter de la ciudad. Un ámbito público atractivo y bien diseñado es un factor importante para atraer personas a Londres.
Crear calles y lugares públicos centrados en las personas contribuirá a la vida social y cultural de la Capital. Las personas generan más comercio para las empresas locales porque las personas que tienden a caminar a sus tiendas locales gastan más dinero allí en el transcurso de un mes que las personas que llegan por cualquier otro medio.
Tener residentes saludables y redes de transporte eficientes son vitales para atraer inversiones e intereses comerciales del extranjero.
Adoptar el Enfoque de las calles saludables no solo ayudará a nuestras calles a prosperar, sino que también ayudará a Londres a mantener su condición de ciudad competitiva e innovadora a nivel mundial.
Y LA EXPERIENCIA DE VANCOUVER:
INTRODUCCIÓN: LOS COSTES EXTERNOS DEL TRANSPORTE.
El sector del transporte se ha configurado como un elemento básico en la economía a la hora de contribuir al desarrollo y crecimiento de la misma.
Sin embargo, a pesar de sus efectos positivos, su actividad presenta algunos aspectos negativos, los cuales implican la generación de unos costes que han de ser considerados.
Ejemplo de éstos son la congestión, siniestralidad, contaminación del aire, emisión de ruidos, cambio climático, dependencia energética, contaminación del suelo y agua…
En general, los costes asociados a estos efectos no son imputados a aquellos que desarrollan la actividad del transporte, y por lo tanto no son tenidos en cuenta por los mismos a la hora de decidir un desplazamiento.
Más bien los costes acaban siendo sufridos y sufragados por la sociedad en general. Por este motivo a estos efectos se les denomina como efectos externos, y a los costes asociados a los mismos, costes externos.
Durante mucho tiempo, el transporte sólo costaba lo que se pagaba por él. Pero conforme fue incrementándose la percepción de los inconvenientes del actual modelo de transporte: (accidentes, congestión, contaminación y dependencia energética) fue abriéndose paso el concepto de costes externos, los que se producen no son asumidos por quien toma la decisión de mover una persona o una mercancía.
Desde entonces, se habla de los costes sociales del transporte. Se denominan sociales porque afectan a toda la sociedad. La diferencia entre los costes sociales y los que pagamos por un transporte son los costes externos.
Ahora bien ¿Quién paga los costes externos?
Los pagamos entre todos, aunque cada uno de ellos de una forma diferente.
- El coste externo de los accidentes de tráfico es el que se produce cuando una póliza de crédito no cubre el coste total social del mismo. En algún caso, como el de la motocicleta, puede llegar a ser muy importante.
- El coste del cambio climático ya es suficientemente conocido.
- El de la contaminación se paga en términos de incremento de enfermedades respiratorias que anualmente suponen la muerte prematura en España de 22.000 personas.
- El del ruido se manifiesta por las molestias que degeneran en enfermedad en las personas que viven en las inmediaciones de una vía transitada.
ACCIDENTES, CAMBIO CLIMÁTICO, CONTAMINACIÓN DEL AIRE Y RUIDO son los cuatro principales costes externos. Pero el más popular es la CONGESTIÓN.
Área de Salud de ConBici
La popularización de los sistemas de cálculo de estos costes externos vino de la mano de la consultora suiza INFRAS y del Instituto alemán IWW, cuando en 2004 publicaron el primer gran vademécum con valores medios para cada coste externo a escala europea y de cada país.
De acuerdo con esos valores, Renfe calculó que los del transporte en España alcanzaron en 2004 la extraordinaria cifra de 78.000 millones de euros, el 10% del PIB español, una cifra superior al valor que todo el sector del transporte aporta.
¿Es sostenible un sistema que cuesta más del doble de lo que pagamos?
Evidentemente, no. ¿Es el transporte, en su actual configuración, un factor clave para la riqueza nacional? Contablemente parece que no, porque cuesta más de lo que da. Pero,¿es el transporte un sector estratégico necesario para garantizar que la economía nacional, en los términos que hoy está estructurada, siga funcionando? La respuesta es afirmativa.
Sabemos medir de qué forma las actividades de transporte dan lugar a impactos ambientales, accidentes y congestión. También sabemos que en contraste con los beneficios que ofrece, los costes de estos efectos colaterales del transporte no se cubren por los usuarios que los producen.
Por eso es necesaria la intervención de las políticas públicas, para que cuando los usuarios tomen una decisión sobre su transporte tengan en cuenta los costes externos que ocasionan.
El transporte debe asumir los costes externos que genera.
Comisión Europea
La Comisión Europea ha presentado los resultados preliminares de un estudio sobre el impacto del transporte sobre el medio ambiente, la salud de las personas, el clima y la calidad del aire.
Entre las principales conclusiones del trabajo destacan el cálculo de los costes externos del transporte, que se cifran en un billón de euros al año, lo que supone el equivalente al 7% del PIB del conjunto de la Unión Europea y que se traducen en daños medioambientales, accidentes y congestión.
De igual modo, el análisis de las instituciones europeas también determina que la sociedad es la que hace frente en su mayor parte a estos costes externos, más que el usuario del servicio o actor que emite la contaminación en cualquier modo de transporte.
DATOS ECONÓMICOS COMPARATIVOS TRANSPORTE EN VANCOUVER.
El Metro Vancouver comprende el Área Metropolitana de Vancouver, con 21 municipalidades y 1 área incorporada, y una población de 2 millones de habitantes.
Vancouver, ciudad de 600.000 habitantes, con más de 450 km de vías ciclistas, tiene la menor huella de carbono de cualquier ciudad importante de América del Norte y se esfuerza por ser «la ciudad más verde del mundo» para 2020.
El autobús 003 Main Street, que circula entre el centro de Vancouver y la estación Marine Drive SkyTrain, es una forma tan eficiente de mover a las personas que en realidad le ahorra a la sociedad dos centavos cada vez que un pasajero viaja un kilómetro.
Esa es solo una idea de la “Calculadora de costo de viaje”, una herramienta interactiva desarrollada en Vancouver que tiene como objetivo capturar el costo total y los beneficios de conducir, tomar el autobús, andar en bicicleta y caminar en Metro Vancouver.
Además de los costes de infraestructuras y operacionales, esta calculadora también considera los costos de impactos menos obvios como emisiones, cambio climático, accidentes, congestión e incluso contaminación acústica.
En la siguiente imagen se presentan datos de lo que cuesta o ahorra a la sociedad si un viajero a diario se desplaza 5 km en coche, autobús, en bici o caminando.
En coche y bus cuesta a la sociedad $2.78 y $0.38, respectivamente.
Por contrario, ir en bici o caminando ahorra a la sociedad $1.08 y $0.75, respectivamente.

«Tenemos una tendencia a mirar solo los costos directos, como el aumento de PST o el costo de la gasolina».“No siempre consideramos los costos y beneficios ocultos para nosotros y la sociedad de nuestros hábitos de transporte cuando decidimos cómo votar. Pero, en realidad, hacemos este cálculo mental todos los días cuando decidimos cómo viajar. Nos preguntamos: ¿tengo tiempo para esperar el autobús? ¿Me atoraré en el tráfico? ¿Debería hacer algo de ejercicio caminando?
La calculadora valora factores como el costo de esperar en el tráfico o los beneficios para la salud de caminar y andar en bicicleta.
Como regla general, los costos de transporte se dividen en dos categorías: costos pagados directamente por el usuario y costos que la sociedad soporta.
Por ejemplo, el costo directo más obvio para el usuario de tomar el autobús son las tarifas. Sin embargo, hay otras cosas que influyen en nuestra decisión sobre si tomar o no el autobús, como el tiempo que pasamos esperando y viajando. Los costos menos obvios incluyen el riesgo del usuario de sufrir un accidente mientras viaja en el autobús.
Los costos para la sociedad de tomar el autobús toman muchas formas. Los más obvios son los que paga la compañía: los costos directos como la compra del vehículo y el pago del salario del conductor.
Otros incluyen el impacto de las emisiones de dióxido de carbono del autobús, la contribución a la congestión vial y la contaminación acústica.
En 2008, la Comisión Europea emitió su primera versión de lo que ahora se conoce como el Manual sobre los costos externos del transporte, que define las externalidades como los «efectos secundarios» del transporte.
Tales efectos secundarios pueden expresarse en términos monetarios: costos de tiempo de demoras, costos de salud causados por la contaminación del aire, pérdidas de productividad debido a vidas perdidas en accidentes de tránsito, costos de reducción debido a los impactos climáticos del transporte».
¿Por qué conducir está tan fuertemente subvencionado?
En ausencia de mecanismos que nos obliguen a pagar directamente los impactos más amplios de la forma en que viajamos, tendemos a subestimar el costo total para nosotros mismos y para la sociedad de los diferentes modos de transporte.
Por otro lado, no consideramos el costo adicional de esperar más cuando los autobuses están llenos. No tenemos en cuenta el aumento de la esperanza de vida que ganamos con el ciclismo, a pesar de que nuestra decisión de viajar en bicicleta significa ahorros reales para el sistema salud.
La calculadora de costo de viaje incluso asigna un valor a la incomodidad de viajar en un autobús lleno. Después de todo, viajar en transporte público lleno de gente se siente más tiempo que el mismo tiempo que caminar en un día agradable.
Sin embargo, debido a que los autobuses transportan a muchas más personas que los automóviles, el impacto por pasajero de los autobuses es mucho menor que para los vehículos de pasajeros.
¿Cuánto cuesta o ahorra a la sociedad el viajero diario?
Es importante considerar la proporción de dinero que los usuarios aportan al sistema y la cantidad que cada modo de transporte cuesta al sistema. Por cada dólar que los conductores pagan al sistema a través de impuestos directos y gravámenes en Metro Vancouver, por ejemplo, la sociedad paga $ 9.20 por infraestructura, mantenimiento de carreteras, aumento de los costos de atención médica debido a la contaminación del aire y otros impactos.
En contraste, por cada dólar que los pasajeros de autobuses contribuyen, los contribuyentes aportan $ 1.50 colectivamente. Si bien los ciclistas y peatones no contribuyen mucho desde el punto de vista financiero (si es que lo hacen), sus hábitos de viaje resultan en ahorros para la atención médica y una mayor productividad en el lugar de trabajo gracias al ejercicio adicional que están haciendo. Entonces, sus desplazamientos, en promedio, contribuyen un beneficio neto a la sociedad.

CONCLUSIONES
Desde nuestro modesto punto de vista, los interesantes datos recopilados en este informe sobre los beneficios ambientales, sanitarios, económicos y sociales del uso de la bicicleta no se han calculado en nuestro país. Consideramos muy conveniente y necesario que se encargue con presupuesto público a una consultora con experiencia en los campos de urbanismo sostenible, ciudades amables, infraestructuras de movilidad urbana, salud comunitaria… un estudio “ad hoc” de movilidad sostenible y saludable, valorando los beneficios que supone ir en bicicleta para la salud, el medio ambiente y la economía.
En definitiva, se trata de convertir nuestras ciudades en lugares amigables para ciclistas y peatones, reduciendo al mínimo el uso de los vehículos motorizados, lo que evidentemente redundaría en una mejora de la calidad de vida de la ciudadanía, con un aire limpio, sin ruido y más espacios verdes.
GRUPO DE TRABAJO SALUD Y MEDIOAMBIENTE CONBICI
Carlos Pérez Olozaga
Marian Sintes
ANEXO INFORME LONDRES
Los indicadores de calles saludables.

El enfoque de calles saludables utiliza 10 indicadores basados en evidencias de lo que hace que las calles sean lugares atractivos. Trabajar para lograrlo ayudará a crear una ciudad más saludable, en la que todas las personas estén incluidas y puedan vivir bien, y donde se reduzcan las desigualdades.
1- Peatones de todos los ámbitos de la vida.
Las calles de Londres deberían ser lugares acogedores para que todos caminen, pasen más tiempo y participen en la vida comunitaria.
2- La gente elige caminar, andar en bicicleta y usar el transporte público.
Caminar y andar en bicicleta son las formas más saludables y sostenibles de viajar, ya sea para viajes completos o como parte de viajes más largos en transporte público. Las personas eligen esas formas de desplazarse porque son fáciles, preferentes y atractivas.
3- Aire limpio.
Mejorar la calidad del aire ofrece beneficios para todos y reduce las desigualdades de salud injustas.
4- La gente se siente segura.
Toda la comunidad debe sentirse cómoda y segura en nuestras calles en todo momento. Las personas no deberían sentirse preocupadas por el peligro del camino o experimentar amenazas a su seguridad personal.
5- No muy ruidoso
La reducción de los impactos del ruido del tráfico automotor beneficiará directamente a la salud, mejorará el ambiente de los entornos de la calle y fomentará los viajes activos y la interacción humana.
6- Fácil de cruzar
Hacer que las calles sean más fáciles de cruzar es importante para alentar más caminatas y conectar a las comunidades. La gente prefiere rutas directas y poder cruzar las calles a su conveniencia.
7- Lugares para detenerse y descansar
La falta de lugares de descanso puede limitar la movilidad de ciertos grupos de personas. Asegurarse de que haya lugares para detenerse y descansar beneficia a todos, incluidas las empresas locales, ya que las personas estarán más dispuestas a visitar, pasar tiempo o conocer a otras personas en nuestras calles.
8- Sombra y refugio
Brindar sombra y protección contra los fuertes vientos, las fuertes lluvias y el sol directo permite que todos usen nuestras calles, sin importar el clima.
9- La gente se siente relajada
Una gama más amplia de personas elegirá caminar o andar en bicicleta si nuestras calles no están dominadas por tráfico motorizado, y si los pavimentos y las ciclovías no están abarrotados, sucios, desordenados o en mal estado.
10- Cosas para ver y hacer
Es más probable que las personas usen nuestras calles cuando su viaje es interesante y estimulante, con vistas atractivas, edificios, plantaciones y arte callejero y donde otras personas usan la calle.
Serán menos dependientes de los automóviles si las tiendas y los servicios que necesitan están a poca distancia, por lo que no necesitan conducir para llegar a ellos.