La Guía de Buenas Prácticas del Programa SCAP ya está disponible traducida al castellano y a disposición de entidades, autoridades y cualquier persona interesada en mejorar la seguridad vial ciclista.

La Guía de Buenas Prácticas del Programa SCAP
La Guía contiene una lista de medidas positivas que se pueden adoptar para promover el uso de la bicicleta y la seguridad en la movilidad ciclista. Se basa en las experiencias de los Países Bajos y Dinamarca, dos países que han desarrollado una experiencia significativa en el campo de la seguridad ciclista.
Escrita en cooperación entre la European Cyclists’ Federation, Fietsersbond (la Unión de Ciclistas Holandeses) y Cyklistforbundet (Federación de Ciclistas Danesa), esta guía busca recopilar y promover la adopción de medidas de buenas prácticas respecto al comportamiento de las personas usuarias de la carretera, el diseño de las infraestructuras, los vehículos seguros y la gestión de la infraestructura vial.
Si bien la guía no es exhaustiva, se cubre una amplia variedad de temas, que representan las áreas más relevantes para las responsables políticas, las promotoras de seguridad y cualquier persona interesada en mejorar la seguridad vial.
EXPLICACIÓN DEL PROYECTO: EL POTENCIAL DE LA BICICLETA
El Programa de Promoción de Seguridad en Bicicleta (Safer Cycling Advocate Program – SCAP en sus siglas en inglés) busca empoderar a las organizaciones de la sociedad civil mediante el desarrollo de su capacidad para abogar por carreteras más seguras y promover el uso de la bicicleta como modo de transporte.
Se estima que los accidentes de tránsito matan a alrededor de 1,3 millones de personas en todo el mundo cada año y son la principal causa de muerte durante la infancia y la juventud (de 5 a 29 años). Aunque la carga es universal, los países de renta baja y media son los más afectados, ya que más del 90% de las muertes se producen en estos países.
En 2015, la Organización Mundial de la Salud publicó el “Informe sobre la situación mundial de la seguridad vial” . Esta publicación destacó las áreas de riesgo en las que trabajar para lograr los objetivos de seguridad vial establecidos para 2020 y 2030.
Cuando más de 3.000 adolescentes mueren cada día por causas prevenibles y las muertes en las carreteras son la principal causa de muerte entre adolescentes de entre 10 y 19 años en los países de ingresos altos, medios y bajos, la motivación para esforzarse por poner fin a esta situación es apremiante.
Según el estudio de investigación del World Resource Institute “Salvar vidas con transporte sostenible”, cuando hay un cambio hacia el uso de la bicicleta en las ciudades a mayor escala, la seguridad tiende a mejorar considerablemente y no solo para los modos no motorizados.
Como ejemplo, se cita a Copenhague como una ciudad en la que las mejoras en la infraestructura para fomentar el uso de la bicicleta tuvieron como consecuencia directa una fuerte disminución de las víctimas mortales en las carreteras.
Las medidas de seguridad vial también deben buscar incrementar el uso de la bicicleta y otros modos de transporte sostenibles, promoviendo su uso a través de una infraestructura cómoda y fácil de usar.
La UE ha tenido un relativo éxito en materia de seguridad vial, con un número de accidentes mortales que se redujo en un 43% entre 2001 y 2010, y en otro 20% entre 2010 y 2017.
Sin embargo, a pesar de esto, las muertes aún ascienden a unas 26.000 personas fallecidas cada año.6, con reducciones de fatalidades estancadas en este número desde 2014. Mientras que las muertes de ocupantes de automóviles se han reducido en un 50% en los últimos diez años, las muertes de ciclistas se han estancado en torno al 25% como total de todas las muertes e incluso han aumentado ligeramente en algunos períodos de tiempo (en 2014, por ejemplo).
Esto significa que, si bien Europa ha hecho un buen progreso en general en la reducción de muertes de las personas usuarias de la bicicleta, no sigue el ritmo de reducción de las víctimas mortales como otros modos de transporte.