El pasado 23 de Octubre Conbici asistió a la XVII Jornada Técnica del Observatorio de la Movilidad Metropolitana (OMM), titulada “Una nueva realidad y nuevos desafíos para nuestros sistemas de movilidad”. En ella se expuso el último informe del Observatorio de Movilidad Metropolitana, con datos de 2018, así como las actuaciones más recientes llevadas a cabo por distintas autoridades metropolitanas de transporte frente a la Covid-19.
Desde Conbici celebramos estos informes como una herramienta de monitorización imprescindible para entender la evolución de la movilidad urbana en todo el Estado. Como decía al principio de la jornada el director del Observatorio, Andrés Monzón, lo que no se mide no se puede gestionar.

Lo que no se mide no se puede gestionar.
Andrés Monzón director del Observatorio Metropolitano de la Movilidad.
Por esa misma razón, lamentamos la ausencia de algo tan fundamental como la separación entre desplazamientos a pié y en bicicleta en la representación de repartos modales. Los modos activos son los dos escalones prioritarios de la pirámide de movilidad urbana del IDAE, una jerarquía que debería estar claramente representada en el informe.
La misma crítica es aplicable al estudio de Movilidad del MITMA presentado por Alejandro Martos Rodriguez, que ignora sistemáticamente desplazamientos de menos de 500m o realizados por alguien sin teléfono móvil, mostrando involuntariamente un claro ejemplo del riesgo que supone el uso de Big Data sin analizar la composición demográfica de la muestra.
También sorprende el uso reiterado en el Informe del Observatorio de Movilidad Metropolitana 2018 del término Movilidad Obligada para definir exclusivamente viajes a los centros de trabajo y estudio e ignorando la importancia de la Movilidad de Cuidados, concepto que nació en la propia Universidad Politécnica de Madrid que alberga el OMM, y que debido a su alto impacto a nivel mundial forma parte de las Urban Lectures de ONU-Habitat presentado por su autora, Inés Sánchez de Madariaga.
El 63% de víctimas viales son en zonas urbanas.
El escalofriante dato de que el 63% de los accidentes con víctimas se produzca en zonas urbanas debe ser un llamamiento definitivo a la pacificación del tráfico en las ciudades, más aún cuando el 48% de esas víctimas iban a pié. La implementación efectiva de la Ciudad 30 es una urgencia que las autoridades locales no pueden ignorar, pero para ello será imprescindible monitorizar el cumplimiento de los límites, aprendiendo qué infraestructuras son más convenientes para forzar la reducción de velocidad.
De la mano va la implantación de las Zonas de Bajas Emisiones mencionada en la ponencia introductoria por Marta Muñoz Cuesta, y que el borrador de los nuevos Presupuestos Generales del Estado dotan de 345 millones de euros.
El OMM, por su capacidad de realizar análisis comparativos entre ciudades, tiene una posición particularmente privilegiada para generar conocimiento que relacione nuevas infraestructuras y sus impactos en movilidad. Desde Conbici consideramos que ese potencial debe empezar a utilizarse en el análisis de estudios piloto que aborden la movilidad activa y sus interacciones con el transporte público, como por ejemplo una comparativa entre la calidad del aparcamiento de bicicletas en estaciones de ferrocarril y su relación con el incremento en el número de viajes.
La Jornada deja claro que las acciones en infraestructuras vinculadas a datos son ya hoy una realidad de las Autoridades Metropolitanas de Transporte, de las cuáles algunas presentaron sus análisis y acciones en los meses de marzo a septiembre de 2020 en línea con la crisis de la Covid-19.
Esa presteza contrasta con el hecho de que el informe del OMM presente datos de 2018. Este lapso de dos años debe reducirse a uno en las siguientes Jornadas. La lucha contra el cambio climático es urgente y requiere recursos que permitan la monitorización más rápida posible.

Volviendo a las presentaciones de las Autoridades Metropolitanas de Transporte, desde Conbici queremos resaltar la labor de desarrollo que estas instituciones están haciendo del transporte público, aliado fundamental de la bicicleta.
Especial mención merecen algunas actuaciones descritas directamente relacionadas con incrementar el pedaleo, como la instalación rápida estratégica de carriles bici y la ayuda a compra de bicicletas de la Autoridad Metropolitana de Transporte de Valencia , o el programa de subvenciones para ayuntamientos del Área Metropolitana de Barcelona el impulso de la ciclologística en el último kilómetro.
Estas propuestas nacen de la integración del desarrollo de la bicicleta en las estrategias de movilidad, y esperamos ver muchas más en las próximas Jornadas del OMM.
La Movilidad Saludable, el anhelo de la Movilidad Urbana.
Movilidad Saludable fue la fórmula más repetida por María José Alonso Moya, Coordinadora de Aire Limpio del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, para definir las aspiraciones futuras de la Movilidad Urbana en la clausura de estas Jornadas.
Desde Conbici defendemos que para desarrollar el potencial del Informe del Observatorio de Movilidad Metropolitana como verdadero actor de la evaluación y monitorización de esa movilidad anhelada es imprescindible reducir el lapso temporal entre recopilación de publicación de datos.
Además, hay que darle a la bicicleta la posición que merece involucrando, entre otros, al tejido social organizado, en línea con la estrategia que venimos defendiendo en nuestro diálogo contínuo con las instituciones. Solo así conseguiremos hacer frente a las oleadas de crisis de salud pública, sostenibilidad y desigualdad que nos quedan por afrontar con la bicicleta como aliada.