La contaminación atmosférica causa 8’8 millones de muertes al año en el mundo, 800.000 en Europa y 10.000 en España según la Organización Mundial de la Salud . La contaminación acorta la vida de los europeos 2’2 años y causa más muertes que el tabaco. Según la Agencia Europea del Medio Ambiente, existe una relación directa entre el cambio climático y la calidad del aire. El 41% de la contaminación la produce el transporte.

La polución causa muchas muertes prematuras y enfermedades a mayores y menores. Muchas enfermedades cardiovasculares, respiratorias (neumonías, etc.) y cánceres (como el de pulmón) son consecuencia directa de la contaminación. Además, la polución agrava las alergias.
Quince millones de españoles respiran un aire que la UE considera insalubre. El coronavirus se desarrolla con más facilidad en zonas polucionadas, como han demostrado varios estudios, y además ataca con más virulencia porque nuestros cilios pulmonares se encuentran inhibidos precisamente por la contaminación, lo que facilita el desarrollo de enfermedades respiratorias y dificulta nuestra defensa ante patógenos como el coronavirus.
Nuestra sociedad nunca se permitiría consumir agua o alimentos contaminados pero, sorprendentemente, es mucho menos exigente con el aire que respiramos dieciséis veces por minuto (30 en el caso de menores y 60 en bebés). Envenenar el aire significa envenenar nuestro propio cuerpo y limitar su capacidad para defenderse ante infecciones de carácter respiratorio.
Vivimos una nueva realidad desde que se declaró la pandemia de Covid-19 y el estado de alarma el 14 de marzo. La sociedad que vamos a encontrar cuando termine nuestra larga cuarentena va a ser, necesariamente, distinta porque vamos a convivir con un virus que lo va a alterar todo. Va a haber cambios en el sistema productivo, en la forma de comprar, disfrutar nuestro ocio, relacionarnos, desplazarnos, etc. No podemos actuar como si nada hubiera ocurrido ni pretender volver a la vida anterior sin hacer cambios necesarios. Deberemos reforzar el sistema sanitario, el comercio local, mantener la distancia física, evitar medios de transporte, eventos y lugares masificados…

En este estado de cosas nuestros desplazamientos diarios al trabajo, colegio, recados y lugares de ocio se van a ver claramente afectados. Caminar e ir en bicicleta son, sin duda, los mejores medios de transporte en este escenario. El coche puede ser el medio “refugio” para mucha gente, pero no olvidemos que conlleva sufrir viejos y conocidos problemas (contaminación, atascos, ruido, ocupación de espacio público, sedentarismo, empobrecimiento personal) y algunos nuevos: la relación Covid-19 y polución ya comentada y saber que el coronavirus puede vivir hasta casi una semana en distintos componentes de nuestro coche.
MEDIDAS DE CONBICI PARA DISMINUIR POLUCIÓN Y FACILITAR DISTANCIA FÍSICA
- Promover que la población realice desplazamientos de hasta 3-5 km caminando ampliando las zonas peatonales, modificando la temporización semafórica, etc.
- Facilitar que la población realice desplazamientos de hasta 10 en bici creando corredores ciclistas señalizados y protegidos adecuadamente con pivotes, bolardos, separadores, etc.
- Posibilitar la intermodalidad entre medios de transporte sostenible, especialmente tren y caminar/bicicleta, para desplazamientos de más de 5-10 km.
- Facilitar la intermodalidad autobús-bicicleta: en tiempos en que los autobuses no podrán ir llenos, se debe fomentar que ciclistas suban sus bicis al autobús, maletero o situarlas en portabicis al frente del propio autobús (ejemplo de Vancouver)
- Poner en marcha y publicitar adecuadamente campañas educativas, de empresa y, sobre todo, institucionales para fomentar los desplazamientos a pie y en bici no solo en tiempos del coronavirus sino de forma habitual.
- Creación de una oficina de la bicicleta a nivel nacional y regional que posibilite y promueva la adopción de medidas para que la bicicleta se convierta en el vehículo preferente para los desplazamientos cotidianos.
- Creación de organismos, adscritos a la DGT, que incentiven los desplazamientos sostenibles al trabajo y a los centros educativos. En muchos países europeos ya existen: Sustrans, Green Schools, etc.
- Dotar presupuestariamente la oficina de la bicicleta, las campañas pro-bici y los organismos mencionados (adscritos a la DGT) para que la promoción de los medios de transporte sostenibles no sea una medida puntual sino que se convierta en política de estado.
- Fomentar la intermodalidad coche-transporte público habilitando espacios amplios de aparcamiento en los nudos ferroviarios, extrarradio de las ciudades, etc. para evitar que los vehículos motorizados colapsen los centros de las ciudades.
- Promocionar e incentivar activamente el uso de la bicicleta y caminar en las empresas, personal municipal (jardinería, brigada, servicios sociales, ayuntamiento), centros educativos, etc.
- Crear incentivos fiscales o laborales para aquellas personas que acudan a sus puestos de trabajo caminando o en bici.
- Ampliar espacio para aparcar bicicletas en supermercados, empresas, polideportivos…
- Convertir el entorno de los centros educativos en zonas seguras y libres de contaminación y ruidos: implementar medidas para disuadir o evitar el aparcamiento o estacionamiento en la entrada de los centros y así proteger a la infancia y juventud.
- Habilitar aparcamientos de proximidad que permitan llegar caminando o en bici al cole.

Y por supuesto, desplazarse caminando y en bicicleta al trabajo, a polígonos, fábricas, centros educativos, hospitales, residencias, comercios, al cole, al instituto, a los recados, a pequeñas tiendas, supermercados, a nuestros lugares de ocio y extraescolares, gimnasios, polideportivos, academias, clases particulares…