María Seguí, ahora en el sector del automóvil
El colectivo ciclista se ha visto sorprendido por una noticia que ha ocupado espacios residuales en los medios de comunicación: “La ex directora general de Tráfico, María Seguí, ha sido fichada como asesora por la Federación Internacional de Automovilismo” (FIA).
Estábamos convencidos de que, tras un mandato presidido por una constante voluntad de dificultar el uso de la bicicleta en España, la directora pasaría a engrosar la nómina de directivos de alguna empresa de seguros. No en vano, el sector ha llevado a cabo una actividad coordinada para que, contra la regulación imperante en Europa, el casco se convirtiese en obligatorio en España, algo que la anterior DGT parecía tener grabado en su frontispicio. Finalmente, la enorme presión de los ciclistas impidió que ese propósito se materializase en su totalidad.
El caso resulta todavía más sangrante si recordamos que la señora Seguí se vio forzada a abandonar su cargo a raíz de la investigación iniciada -¿y terminada? ¿con qué resultados? (podríamos hallarnos ante un ilícito penal)- como consecuencia de la presunta financiación con fondos públicos de proyectos de su marido, Francisco López Valdés, sacada a la luz después de la denuncia formulada por Juan José Alba, Director del Laboratorio del Impacto de la Universidad de Zaragoza, y por algún otro escándalo en el seno de su departamento.
Cabe preguntarse sobre la naturaleza de los servicios que la FIA espera recibir por parte de una persona tan controvertida, legal y moralmente, pero quizás sea mejor no hacerlo…
Y sí, podrán haberse respetado las normas legales en lo que se refiere a la autorización concedida por la Oficina de Conflicto de Intereses –que parece no ser demasiado estricta, por lo común-, pero el regusto que nos queda a los ciclistas y, probablemente a la población en general, es que los instrumentos para evitar las sospechosísimas puertas giratorias no funcionan adecuadamente, y están pidiendo a gritos una reforma que los adecúe a la nueva sensibilidad social. Si queremos que la política deje de generar rechazo ciudadano, esta es una cuestión que deberíamos abordar sin tardanza, ahora que iniciamos legislatura.